miércoles, 26 de septiembre de 2007

Ser o no ser … moral (To be or not to be … moral)

El Sr. J Cárd es un empleado de una prestigiosa empresa que presta servicios al área bancaria de Chile, además estuvo ligado antes con la empresa que realiza las transacciones de las tarjetas en este país. Fue sorprendido utilizando una tarjeta clonada para sustraer dinero de un cajero automático. Además se estima que clonó “800 tarjetas desde el año 2005” (fuente: El Mercurio).

¿Cuánto nos protegen los bancos?, la verdad es que siempre en temas de seguridad se pregunta ¿cuanto vale la información?, la pregunta entonces es

¿quién paga?, aquí es fácil porque si ud. no reclama el banco no se entera y ud. pierde. Ahora entre un banco y otro hay diferencia, mientras uno le pide demostrar que ud. no hizo la transacción otro asume el costo solicitándole una declaración de no reconocer la transacción, esto luego se investiga y se determina si paga el seguro o ud. Si imagina que estos casos son aislados no se equivoqué y pregúntese ¿porqué ofrece seguro de fraude el banco? cuando el le entregó la tarjeta para operar y la clave (PIN) que no la conoce nadie más que ud.

La privacidad de nuestros datos en Chile no es tema, lo llaman a cualquier hora para ofrecerle planes de larga distancia de cualquier proveedor, en elecciones los candidatos ni siguieran reflexionan en la violación de la privacidad de los ciudadanos usando el mismo método de llamadas no deseadas para charlarle porque votar por él.

La tecnología no es suficiente, pese a que la tecnología podría ofrecernos niveles superiores de confidencialidad, tampoco hay gran urgencia de implementarlos, sólo un banco en Chile tiene tarjetas con coordenadas, un método simple de autenticación a la hora de hacer una transacción; una red de cajero automáticos implementó un scanner de huella; y otros bancos han implementado dispositivos generadores de claves; todos esfuerzos válidos pero aislados. Además las exigencias (PCI, SOX, HIPAA, GLBA, etc.) vienen producto de la globalización de los mercados más que de una iniciativa de resguardar la información de los clientes.

Lo cierto es que el Sr. J. Cárd nos recuerda que el sustento de una persona y por ende de una sociedad son los valores. Con un modelo económico basado en el consumo corremos el riesgo de convertir nuestra vida en un circulo de apariencias, la historia es vieja y la culpa no es del modelo, pero claramente el riesgo aumenta y se pierde el norte de lo que nosotros queremos hacer con nuestra vidas. A partir del golpe que dio Goleman y la inteligencia emocional varios autores han escudriñado en el comportamiento humano aspectos que tienen que ver con el bien común, han surgido títulos como inteligencia moral y la responsabilidad social, donde cosas como la transparencia ayudan a la eficiencia y por lo tanto a la innovación.